Rusia y Turquía: reunión de 'villanos'
La reunión entre Putin y Erdogan pone nervioso a Occidente por un un posible nuevo acuerdo de defensa que también abre varios interrogantes respecto a la disputa por el control del Mar Negro.
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¡Al fin viernes! … pero a qué costo. *inserte meme aquí*
Espero que estés muy bien ahí del otro lado de la pantalla. La verdad que no podemos quejarnos, esta semana empezó y terminó muy tranquila por suerte *no*.
Acá te dejo la LISTA de algunos acontecimientos que estuve siguiendo los últimos 7 días y decime si no vivimos tiempos muy turbulentos. Voy a necesitar dos ediciones semanales a este ritmo.
Fichate esto por favor.
Latinoamérica:
Tensión entre México y España por los dichos del Papa Francisco
ONU insta al gobierno colombiano a que preste su apoyo en el cumplimiento del Acuerdo de Paz
Nicaragua pide ante la ONU el cese inmediato de sanciones
Chile y Bolivia confrontados por los migrantes venezolanos
Tensión en el Mercosur: Uruguay y China avanzan en acuerdo bilateral
Paraguay y Chile negocian un pacto económico
Mercosur: Argentina rechazó los planteos de Brasil y pidió unidad en el bloque
Chilenos incendiaron las pertenencias de los migrantes venezolanos en medio de crisis migratoria
Europa:
Gran Bretaña en crisis por la falta de combustible profundizada por el Brexit
Italia se replantea la adquisición de misiles de crucero
Macron plantea la necesidad de crear un Ejército Europeo
UE actuó como mediador ante el aumento de conflicto entre Kosovo y Serbia
Grecia y Francia firman un nuevo acuerdo de defensa
La UE y Estados Unidos comienzan negociaciones sobre tecnología y comercio claves contra el desarrollo económico de China en la región
La UE enviará un grupo de observadores electorales a Venezuela
Francia redujo el número de visados a Marruecos, Argelia y Túnez
Asia:
Japón tendrá nuevo Primer Ministro: Fumio Kishida
Corea del Norte disparó un misil hipersónico y se prendieron las alertas en todo Asia
El gigante inmobiliario chino Evergrande está a punto de ir a la quiebra y puede comprometer el avance económico del gigante asiático.
Y cierro acá la lista porque esto puede ser eterno, pero sin lugar a dudas esta semana estuvo marcada por las elecciones en Alemania, donde la CDU de Merkel fue la gran derrotada de la noche y abrió un panorama de incertidumbre de cara al futuro de la Unión Europea.
Hablando de la UE, tenemos que poner el acento en *se pone de pie* la reunión que hubo entre Erdogan y Putin, hoy catalogados como los ‘malos de la película’ dentro de la Unión.
¿El lugar de encuentro? Nada más y nada menos que en Sochi, ubicada en las costas del Mar Negro. ¿Por qué nos interesa conocer más sobre esta región? Porque como siempre, acá se disputan muchísimas fichas en el tablero geopolítico y para eso estoy acá.
Para profundizar más sobre esta temática, cuento con la excelentísima colaboración de Melanie Graziano, Licenciada en Relaciones Internacionales, quién me ayudó a sumergirme más en las aguas del Mar Negro.
¿Qué está pasando en el Mar Negro y por qué nos importa?
Esta área posee muchos recursos ricos para las potencias en disputa. La mayoría de ellos relacionados con la energía, como grandes cantidades de petróleo y gas natural, pero más importante es el hecho de ser cauce y vía de salida de los recursos energéticos del Mar Caspio como corredor de tránsito hacia Europa y otros destinos del continente.
Es por ello que existieron diversos conflictos regionales, algunos congelados desde hace décadas y otros latentes en la actualidad, con disputas territoriales y con estados no reconocidos.
Todo se empezó a reavivar hace poco. El pasado 25 de julio, el presidente Vladimir Putin pronunció un discurso en San Petersburgo para conmemorar el 325 aniversario de la fundación de la armada rusa. El discurso estuvo acompañado por un impresionante desfile de equipos navales, evidencia de sus afirmaciones y de la modernización militar de Rusia durante las últimas dos décadas.
El resurgimiento del país como potencia naval ha provocado el reavivamiento de ciertas tensiones en el Mar Negro, donde Rusia ha buscado crear una nueva esfera de influencia náutica. Los movimientos de Moscú allí, incluida la mejora de su flota del Mar Negro y reclamar las aguas territoriales alrededor de Crimea, amenazan con alterar el equilibrio de poder en el Mar Negro y el Mar Mediterráneo oriental y poner en peligro la libertad de navegación, no solo en esas aguas sino en aguas de todo el mundo según la visión de Occidente, like always. (Recorda que acá Rusia es el Thanos de la película)
Repasemos un poco la historia porque necesitamos contexto.
Después del colapso de la URSS, Rusia sufrió varios reveses en el Mar Negro: Georgia y Ucrania se convirtieron en países independientes y buscaron la integración con Occidente, y Bulgaria y Rumania se unieron a la OTAN en 2004.
Como resultado, Rusia perdió acceso a partes de la costa del Mar Negro que previamente había controlado directa o indirectamente. *inserte meme de Mariano Martinez triste aquí*
Rusia y Ucrania acordaron dividir entre ellos la flota del Mar Negro, que seguía teniendo su sede en Sebastopol (como ves en el mapa, en las costas). En 2010, Kiev renovó el contrato de “alquiler” de la flota de Moscú hasta 2042 pero en marzo de 2014, Moscú anexó Crimea y se apoderó de la mayoría de los barcos ucranianos en Sebastopol. Rusia ha reafirmado su dominio en el Mar Negro en parte a través de esa importante acumulación naval.
En otras palabras: Rusia le durmió media flota naval a Ucrania.
Desde la anexión de 2014, Rusia ha ido más allá, colocando nuevas plataformas, tropas y armamento en el Mar Negro que a su vez le han ayudado a aumentar su influencia en el Mediterráneo oriental. (Le dieron el brazo y le agarraron el codo)
Pero veamos con especial atención la relación con un país en particular que actualmente puede ser más que un dolor de cabeza para Putin: Turquía.
Rusia y Turquia tienen una larga historia de conflictos, muchos de los cuales se han desarrollado en el Mar Negro, obvio. Pero desde el fallido intento de golpe contra el presidente turco Erdogan en 2016, los dos países se han acercado, en gran parte porque Putin ha apoyado la narrativa de Erdogan sobre el intento de golpe y se abstuvo de criticar al presidente turco por tomar medidas enérgicas contra sus opositores puertas adentro.
En una señal de buena onda entre amiges, Turquía compró sistemas avanzados de defensa aérea de Moscú en 2017 pero la entrega efectiva del cargamento fue en 2019, lo que enfureció a la OTAN y llevó a Estados Unidos a eliminar a Turquía de su programa de aviones de combate F-35, algo que profundizó el cortocircuito entre la diplomacia y se agudizó este año con la nueva administración Biden, quién reafirmó la decisión de su antecesor.
Por eso la reunión de esta semana entre Putin y Erdogan es clave: se habló de nuevos acuerdos bilaterales.
Las propuestas incluyen planes para trabajar en aviones de guerra, motores a reacción, construcción naval, submarinos y cohetes espaciales, dijo Erdogan. También reiteró su promesa de seguir adelante con los planes para comprar un segundo lote de sistemas de defensa aérea S-400 de fabricación rusa, a pesar de las advertencias de Washington de que la medida podría provocar que Estados Unidos imponga más sanciones a Ankara además de las anunciadas el año pasado.
Erdogan dijo que esperaba reunirse con Biden en la reunión del G-20 en Roma para discutir el proyecto F-35, incluido un pago de $1.400 millones de dólares que Turquía había realizado antes de su expulsión del programa. Otra reunión entre los líderes turcos y estadounidenses también podría tener lugar en el marco de la COP 26 (conferencia climática) de noviembre en Glasgow, Escocia, dijo Erdogan.
Estaremos atentxs porque se puede picar todo y si se suma China, agarrate los pantalones, diría mi abuela.
Pero… primero lo primero.
¿Cuál es el rol de Turquía en la arena internacional y regional?
Es innegable el lugar de Turquía en la política internacional, especialmente por su localización geográfica al funcionar como un puente entre Europa y Asia, razón la cual le valió su membresía en la OTAN a partir de 1952 y su importante rol en la misma pues cuenta con una de las fuerzas militares más grandes del mundo.
Sin embargo, su lugar dentro de la OTAN ha sido cuestionado por los vínculos con Rusia e Irán en el marco de la guerra civil en Siria.
Hay que destacar que dentro de una región cargada de tensiones y conflictos, reivindica su liderazgo como nación democrática. Especialmente, esta concepción vuelve a cobrar vigencia desde la llegada de Erdogan al poder en 2002 como primer ministro, demostrando la compatibilidad del islam con la democracia, aunque su noción de la misma pueda ser cuestionable.
En términos geopolíticos, la ubicación de Turquía es clave a la hora de formular su política exterior ya que le permite orientarse a Occidente u Oriente en función de sus intereses. Así, Turquía supo ser el corazón del Imperio Otomano, gobernando gran parte del mundo árabe. Sin embargo, desde su independencia en 1923 los ojos pasarían a estar puestos en Occidente, de espaldas a su pasado otomano.
El fin de la Guerra Fría representó un cambio de orientación para la tradición kemalista, de características seculares, alejada del mundo islámico. El fin del momento unipolar norteamericano llevó a una difusión del poder de Occidente a Oriente.
Así la autopercepción de Turquía la llevó a replantearse su rol como mero puente y a trascender su rol pasivo para convertirse en un actor regional proactivo. Para ello, buscó combinar “lo mejor de ambos mundos”, la tradición otomana con la religión a la cabeza y la democracia secular capitalista occidental. De esta forma, buscaría reconciliar sus relaciones con los vecinos árabes, presentándose como nación musulmana pero como Estado secular a la vez, remarcando su sistema político democrático y capitalista, para no entrar en conflicto con Occidente y la OTAN en general, pero con Estados Unidos en particular.
Así el objetivo era devolver a Turquía su rol como “potencia central”, destinada a jugar un papel influyente en la región. Este ideal se culmina en la frase “el mundo es más grande que cinco”, haciendo referencia al Consejo de Seguridad de la ONU, el cual Erdogan quiso reformar para reflejar la difusión del poder de posguerra.
Hay que destacar que uno de los principios clave que guían los asuntos exteriores turcos fue el de “cero problemas con los vecinos”. Consiste en una política exterior multidimensional y proactiva, junto con un nuevo estilo diplomático, pero equilibrando la seguridad y la libertad. En función de ello, el vecindario pasaría a ser una arena de cooperación y no una fuente de problemas y amenazas potenciales. Los medios militares dieron paso a una nueva era de negociación diplomática basada en mediciones y acuerdos económicos, clásica estrategia de soft power.
En un principio el contexto acompañó esta iniciativa, pero bastó una Primavera para que vuelva a reinar el caos característico de la región. Los levantamientos pro-democráticos en Libia, Egipto y Túnez en 2011 -conocidos como Primavera Árabe-, resultaron un énfasis en la defensa de la democracia, dejando de lado la civilización islámica compartida como factor cohesivo.
También esto permitiría demostrar al mundo que Turquía apoyaba la compatibilidad del Islam y la democracia. Sin embargo, la guerra civil, la intensa violencia y las intervenciones militares por actores extra-regionales volvían a ser sinónimos de Medio Oriente. Ahora Turquía se enfrenta nuevamente a cero vecinos sin problemas. Especialmente, considerando sus intervenciones militares y continua atención en la guerra civil siria.
Actualmente, Turquía está involucrada activamente en una serie de teatros sin un horizonte previsible de evolución. Estos incluyen además de Siria, el norte Irak; el sur del Cáucaso con el apoyo del ataque de Azerbaiyán en Nagorno-Karabaj; Libia y el Mediterraneo oriental desafiando la soberanía griega y chipotra en la búsqueda de hidrocarburos. Para muchos, estas incursiones buscan revivir la influencia de Turquía en el Imperio Otomano, en lo que denominan el “neo-otomanismo” turco.
El revival “neo-otomano”: Turquía en el centro de Medio Oriente y sus conflictos
Mar Meditarraneo oriental: disputa con Grecia, también miembro de la OTAN. Enfrentados por la soberanía de Chipre desde la invasión turca al Norte de la isla en 1974, declarando en 1983 la República Turca del Norte de Chipre, no reconocida por la comunidad internacional. El conflicto se acentúa con el descubrimiento de reservas de gas natural y petróleo en el este del mar. Turquía desplegó exploraciones y ejercicios militares que aumentaron las tensiones.
Guerra civil en Siria: apoyo a las fuerzas de oposición al régimen de Al-Assad y aumento de la propensión a utilizar medios militares ante la escalada del conflicto y el ascenso de grupos yihadistas entre el 2013 y 2014, especialmente el Estado Islámico y el control de territorios en el norte de Siria e Irak. En 2016 se lanzan las primeras operaciones militares para hacer retroceder a las fuerzas kurdas y yihadistas de la frontera.
Refugiados: es el país que más refugiados acoge, cuenta con 3.700.000 según datos del Informe de Tendencias Globales de Desplazamiento Forzado de la ACNUR. En 2016 firmó el Acuerdo con la Unión Europea para devolver a aquellos que lleguen a Grecia y se comprometió a evitar que se desplacen hacia Europa a cambio de millones de dólares. Sin embargo, en febrero de 2020 anunció que no detendría a aquellos que quieran cruzar las fronteras, especialmente luego del gran flujo de personas tras el bombardeo sirio a civiles en la provincia de Idlib. A causa de los sucesos recientes en Afganistán, el ministro de Relaciones Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, dijo que “Turquía no puede asumir el peso de una nueva ola de migrantes”.
Libia: desde el derrocamiento de Gadafi en 2011, el país se encuentra disputado por el autoproclamado Ejército Nacional bajo el general Khalifa Haftar y varias milicias enmarcadas bajo el Gobierno del Acuerdo Nacional, apoyadas por la ONU. Turquía apoya a este último a cambio de una zona marítima exclusiva en el Mediterráneo.
Nagorno-Karabaj: territorio disputado entre Armenia y Azerbaiyán. En septiembre de 2020, este último intentó recuperar las zonas recuperadas por Armenia en 1994 con el apoyo de Turquía. Participación del proceso de paz en el marco de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE).
OTAN: Turquía cuenta con activos geográficos y militares cruciales para la alianza como dijimos anteriormente. También tuvo un lugar clave en la lucha contra el “terrorismo”. El principal punto de discordia en la actualidad son las relaciones con Rusia, especialmente luego de la compra de Turquía del sistema de defensa aérea ruso S-400 en 2019, a pesar de la oposición de la organización y de Estados Unidos. En consecuencia, fue expulsada del programa de fabricación de aviones F-35, como mencionamos anteriormente.
Últimamente, Turquía ha tenido varios roces diplomáticos sobre todo con países como Alemania, donde Merkel cuestionó el accionar de Erdogan sobre la situación en Afganistán.
Las relaciones de Turquía con Alemania siempre han sido privilegiadas, pero Angela Merkel llevó esa relación aún más lejos al tratar a Erdogan como un protegido en la arena internacional. Su relación se fortaleció en paralelo con un aumento significativo en la cooperación comercial y militar germano-turca. Pero el mandato de Merkel está llegando a su fin y ha habido un notable cambio de tono dentro del establecimiento político de Berlín hacia Ankara. El presidente turco no podrá contar para siempre con la benevolencia alemana.
Cuando Ankara intensificó la disputa energética en el Mediterráneo oriental, Alemania actuó como mediador entre Turquía y otros miembros de la UE, Grecia y Chipre. Es un evento raro cuando un país de la UE arbitra un conflicto entre miembros del bloque y un no miembro.
Durante los recientes enfrentamientos en Nagorno-Karabaj, Berlín emitió una condena un tanto tibia a la actitud provocativa de Erdogan. De hecho, Merkel creó una especie de “paraguas diplomático” para Erdogan dentro de la UE con la esperanza de que finalmente se le otorgara la copresidencia del Grupo de Minsk.
Incluso cuando Erdogan invadió el norte de Siria, Merkel no hizo nada tangible para detenerlo. De hecho, apoyó implícitamente la medida, interpretándola como un método para frenar la afluencia de refugiados a Europa. Su lógica era que tal afluencia no ocurriría si a Erdogan se le permitiera transformar las áreas controladas por Turquía en un llamado "refugio seguro" para los sirios.
El por qué: Alemania juega un papel particularmente crucial en el programa de drones de Turquía, que ha sido la punta de lanza del ejército turco en sus batallas en Libia, Siria y Nagorno-Karabaj. Veremos si esta actitud se mantiene con la designación de un nuevo canciller.
Esto fue todo por hoy.
Para que veas este finde te dejo este documental sobre el cambio climático y sus implicancias económicas y geopolíticas que me parece más que interesante para chusmear con una birra o una copa de vino en la mano en el sillón.
Si queres una serie, te recomiendo El Juego del Calamar, una producción surcoreana que está rompiendo todos los récords en Occidente, la terminé ayer y me gustó bastante.
Si te gustó esta entrega, regalame un café para que siga haciendo contenido de calidad o responde este mail con un mensaje, quiero saber tu opinión sobre este tema.
¡Nos leemos el viernes próximo!
Saludos,
Florencia.