Reuniones claves en tiempos de crisis
La reunión del G20 y la COP26 marcan la agenda de la postpandemia en una coyuntura de crisis económica y amenaza del cambio climático. Además, qué pasa en Taiwán y qué puede hacer EEUU ante China.
Bienvenido y/o bienvenida a una nueva edición de Sin Fronteras.
Espero que estés bien y aguantes leer esto hasta el final sin derretirte a causa del cambio climático. Y si estás leyendo esto desde otro país donde estás gozando de un clima templado, sabe que te envidio.
Sé que te abandoné la semana pasada pero siempre vuelvo, como Wanda e Icardi.
Próxima parada: ROMA Y GLASGOW
Vuelve la presencialidad: primera reunión del G-20
La reunión de líderes de las 20 economías más grandes del mundo en Roma este fin de semana estará dominada por las discusiones sobre los objetivos climáticos que probablemente marquen la pauta para la cumbre COP26 que sigue.
Primero lo primero. El G-20 está compuesto por 19 países más la Unión Europea. Los estados miembros son: Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Francia, Alemania, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Rusia, Arabia Saudita, Sudáfrica, Corea del Sur, Turquía, el Reino Unido y Estados Unidos.
Quienes no van: Xi Jinping y Vladimir Putin. Participaran de forma virtual. (shockeados?)
Al foro central también asistirán presidentes de países invitados, representantes de organizaciones internacionales y regionales y los ministros de Economía y Finanzas de los principales países.
Que buscará Argentina: una posible reunión bilateral con Biden cambiaría el panorama, aun no está confirmada. La delegacion argentina buscará consolidar los respaldos internacionales que llevaron adelante durante el último año y medio para la renegociación del préstamo con el FMI e intentará lograr que de frutos la presión internacional sobre el Directorio del organismo para eliminar los sobrecargos, que le costarían a la Argentina más de u$s 10.000 millones en un acuerdo a 10 años. Se busca "repensar una nueva arquitectura financiera internacional", el rol de los bancos de desarrollo (hoy principales fuentes de inversión) y los canjes de deuda por acciones climáticas.
Dado que Xi Jinping y Vladimir Putin no irán, veamos qué buscará Estados Unidos: los principales temas de agenda incluirán los altos precios de la energía, los problemas de la cadena de suministro y una tasa impositiva mínima global.
No será fácil para Biden, quien necesita reparar la credibilidad de Estados Unidos luego de la desastrosa retirada militar de Afganistán y una ruptura con París por el acuerdo del submarino nuclear AUKUS (Australia, Reino Unido y Estados Unidos) que tiró al tacho un billón de dólares. Sobre ese tema te conté todo en esta edición.
La Casa Blanca no dio muchos detalles, solo hay dos reuniones confirmadas. Con Macron, para calmar las aguas por el acuerdo AUKUS y con Mario Draghi, el PM italiano por ser el anfitrión del evento y se espera que se hable de posibles inversiones estadounidenses en Italia para contrarrestar la avanzada china.
Biden, como quien para en la ruta camino a la costa atlántica para comerse un asado, apenas aterrizó en Roma ya nos regaló una de las fotos más icónicas del año:
El G20 como antesala de la COP26
Aunque casi 200 países estarán representados en la reunión COP26 convocada por la ONU en Glasgow que comienza el lunes, los miembros del G20 representan más del 80% del PIB mundial y un nivel similar de emisiones de carbono.
La reducción de la actividad industrial como consecuencia de los cierres (obvios) por la pandemia, hizo que las emisiones de CO2 del G20 relacionadas con la energía disminuyeran un 6% el año pasado, según este informe que leí en Europa Press.
Pero la dependencia a los combustibles fósiles de los países centrales nunca se detuvo. Son China, Estados Unidos e India quienes representan –con un 61% en total sobre los miembros– un mayor impulso en el crecimiento del consumo de carbón. Según los cálculos de Climate Transparency, su uso ha repuntado casi un 5% en 2021, es decir, la pandemia solo fue “un break”, el extractivismo nunca terminó.
Es por eso que las discusiones en la antesala de la COP26 van a ser acaloradas, cómo estación de subte porteña esta semana.
Temas centrales: hay compromisos “netos cero” cómo recortar el uso de carbón en el sector energético, firmar el compromiso de metano, reducir el subsidio al combustible y aumentar los objetivos climáticos nacionales, también conocidos como “Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional”.
Mi breve opinión personal sobre este foro: el G-20 2021 parece encarnar algo más amplio sobre nuestro momento contemporáneo.
El bloque se reunió por primera vez a finales del siglo pasado tras la crisis financiera asiática. Mas tarde, el G20 dio respuesta a la crisis global desatada en 2008, generando compromisos de más de un billón de dólares en gasto público para restaurar el crédito, el crecimiento y el empleo completamente devastados (la postura de Merkel en aquel momento fue clave para las negociaciones, y esta es la ultima cumbre a la que asistirá).
Como foro que incluía tanto a las potencias tradicionales de Occidente del siglo XX como a los gigantes emergentes del mundo en desarrollo, tomó un rol clave: el bloque que consolidó el “orden mundial” posterior al momento bipolar (Guerra Fría) y es por ello que sus reuniones se convirtieron en el principal evento del calendario geopolítico anual.
Esa imagen es menos clara ahora. Las diferencias dentro del bloque y su incapacidad para asumir una agenda colectiva ambiciosa (como esperan muchos activistas por el clima) refleja un cambio más profundo en la política internacional. El G20 fue muy lento en su respuesta a la pandemia, a pesar de que sus países se han asegurado la gran mayoría del suministro de vacunas del mundo. Las diferencias políticas entre países hará que los intereses económicos compartidos queden a un lado. Es decir, cada uno va a cuidar su parte de la torta en Roma.
Lo que espero que suceda: los países más desarrollados están subiendo la apuesta y apuntan a finalizar un ambicioso plan de acción climática. Al otro lado de la división están India, China, Brasil, Australia, Indonesia y Arabia Saudita, países donde el “crecimiento” podría verse profundamente afectado por estas decisiones.
Lo que más está en disputa no es si el cambio climático afectará o no a las economías en el contexto postpandemia, sino CUANTO, en qué medida. Lo que indicaban es que esta visión quita el foco de los compromisos existentes en el Acuerdo de París y de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático para limitar el calentamiento global por debajo de los 2ºC (preferiblemente hasta 1,5°C) en comparación con los niveles pre industriales.
El “Compromiso de Metano” firmado hace poco por Estados Unidos y la Unión Europea también generó controversia.
Existe una presión cada vez mayor para que todas las naciones en particular las de grandes emisiones como China, India, Rusia y Brasil se adhieran al Compromiso de Metano, cuyo objetivo es reducir las emisiones de gas en un 30% para 2030.
Esto afectaría tanto a la ganadería como a la agricultura en estas naciones…
Otra área clave de debate es el llamado a la descarbonización del sector energético para 2030, del cual te recomiendo esta lectura para poder entender más a fondo de qué va.
El rol que tome EEUU será clave. Porque últimamente en lugar de intentar construir “un mundo inclusivo” como se lo propuso durante la campaña 2020, Biden ha estado obligando a los países a elegir un bando entre Estados Unidos y China, algo que la mayoría de los países (incluso viejos aliados europeos) se han negado a hacer. Y esto se va a ver explícitamente en esta reunión.
El consenso que Washington busca sobre una visión clara frente al cambio climático, está roto. Cabe tan solo recordar la disputa que estalló entre Jair Bolsonaro y Emmanuel Macron en 2019, cuando la selva amazónica estaba en llamas y Macron acusó a Bolsonaro de “ecocidio”: al permitir que ganaderos, agricultores y mineros exploten el bosque más grande del mundo, argumentó Macron, Bolsonaro estaba cometiendo un crimen contra el planeta. Bolsonaro criticó a su par francés, opinó sobre su esposa y lo acusó de tratar a Brasil como si fuera "una colonia o una tierra de nadie".
Si todavía no te derretiste por el calor sigamos adelante…
De yapa, te invito a dar un breve paseo por TAIWÁN, quizás el próximo epicentro del desastre.
Qué pasó: Taiwán está "en alerta" por las maniobras militares "exageradas" de China, después de que Beijing voló un récord de 56 aviones de combate y el ejército de China anunció que llevó a cabo ejercicios militares en una provincia directamente frente a Taiwán. El Ministerio de Defensa de Taiwán, Chiu Kuo-cheng, respondió advirtiendo a China de contramedidas si sus fuerzas se acercaban demasiado. Las acciones están aumentando las tensiones de larga data entre Beijing y la isla autónoma, junto con sus defensores, especialmente Estados Unidos.
Luego de ese escándalo, la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, confirmó por primera vez que Estados Unidos cuenta con presencia militar en la isla "para entrenar a las tropas taiwanesas", algo que China describió como una "provocación" y una "amenaza contra la paz" por parte de Washington. (Qué sorpresa dijo nadie nunca)
Además: el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, instó el martes a los estados miembros de las Naciones Unidas a apoyar la "sólida" participación de Taiwán en las agencias de la ONU.
Qué hay detrás: el llamamiento es un desafío directo a China, que afirma que Taiwán es parte de su territorio y que tiene el derecho exclusivo de representar a la isla a nivel internacional. Taiwán ocupó la banca china en la ONU durante más de 20 años después de que el gobierno nacionalista de Chiang Kai-shek se retirara a la isla cuando las fuerzas comunistas invadieron el continente en 1949. Esa banca luego fue transferida a Beijing en 1971 por votación de la Asamblea General, pero desde entonces a Taiwán se le ha permitido participar en algunas agencias de la ONU.
(Te acordas esa escena de los Simpson donde Rod y Todd le dicen a Bart “podemos jugar?” y él le dice “están jugando, son de mi equipo”. Bueno, así).
¿Se puede pudrir todo o no?
El ministro de defensa taiwanés dijo que Beijing podría tener la capacidad de montar una invasión a gran escala de Taiwán para 2025 y encendió todas las alarmas en Washington.
Washington se ha comprometido a defender a Taiwán en caso de ataque, basándose en la Ley de Relaciones con Taiwán de 1979 , que fue aprobada después de que Washington retirara su reconocimiento diplomático de la República de China a favor de la República Popular China. La legislación obliga a Estados Unidos a poner "a disposición de Taiwán los artículos de defensa y los servicios de defensa en la cantidad que sea necesaria para permitir que Taiwán mantenga una capacidad de autodefensa suficiente". Y de esto se trata absolutamente todo.
Hay que leer la letra chica: Sin embargo, aunque esa ley decía que Estados Unidos pondrá a disposición de Taiwán los artículos de defensa, etc etc, no dijo específicamente si Estados Unidos apoyaría a Taipei en caso de una guerra con China.
Es decir, el apoyo es sólo “simbólico”
Esta postura llegó a conocerse como "ambigüedad estratégica", una política que permite a Estados Unidos permanecer deliberadamente ambiguo sobre la cuestión de la defensa de Taiwán, incluso si disfruta de relaciones por lo demás estrechas, incluida la venta de armas.
Taiwán por su parte, ha lanzado una serie de iniciativas para modernizar y reorganizar su ejército, a fin de estar mejor preparado para los desafíos presentes y futuros. Además de las inversiones en plataformas tradicionales, como aviones de combate, ha realizado importantes inversiones en capacidades asimétricas, incluidos misiles de crucero anti buque móviles terrestres.
¿Querés saber cómo sería una posible invasión de China a Taiwán? Te recomiendo este documental en español que me voló la cabeza de lo bien hecho que está.
¿China y Rusia cada vez más cerca?
En consonancia con esto, hace poco leí un informe que me dejó bastante preocupada. Decía que el año próximo, una posible asociación militar estratégica entre China y Rusia podría derrotar con facilidad a las fuerzas militares estadounidenses.
Para profundizar más sobre esta cuestión, consulté con dos colegas expertos en el tema.
A Rainer Matos, investigador y experto en Rusia, profesor en la HSE de Moscú, le pregunté su opinión sobre el informe y me dijo: “La diplomacia rusa busca más los foros multilaterales, es reactiva (no toma la iniciativa), y muy profesional. Le importa más el Consejo de Seguridad que a China. A China, creo, le importa simplemente su entorno inmediato, fronteras estables, Taiwán y Estados Unidos. Eso no quita que inviertan en todo el mundo, donde haya oportunidad, porque China es un poder económico y sólo en segundo grado militar, que no participa en conflictos fuera de su entorno. Rusia, en cambio, es un poder ante todo militar (eso es lo que vende), y no económico (excepto en cuanto al gas en Europa), que sí estira la mano a otras regiones como Medio Oriente y Siria”.
Además le consulté si ante la posibilidad de asociación entre Rusia y China y esto fue lo que me contestó: “en cuanto a la relación bilateral, desde luego hay un tema común de contrarrestar a Occidente, y hay una frontera común y declaraciones de amistad para presentar una imagen hacia fuera. En ese sentido hay una relación más simbólica que real. Hay un frente común, pero no sin contradicciones internas. China necesita tecnología militar de Rusia; Rusia necesita inversión china y apoyo diplomático en su visión geopolítica. Pero hay tensiones enormes, también. Los chinos no reconocieron la anexión de Crimea, por ejemplo. Los servicios de seguridad rusos tienen un miedo enorme al ciberespionaje chino, como muestra el caso de Alexéi Vorobiov. Ver la relación como un tándem inamovible me parece fuera de lugar. China es para Rusia el principal socio comercial, pero para China, Rusia era apenas el décimo en 2019”.
También consulté a Francisco Taiana, historiador y sinologo, profesor de la UnQui, respecto al informe sobre la posible cooperación entre Rusia y China y esto me contestó: “me parece que la hipótesis es válida, la cooperación sino-rusa solo se va a profundizar en estos años y potencialmente se vayan transformando en un desafío mayor a Estados Unidos que actualmente se encuentra en un escenario en el cual tiene una política contradictoria, en relación a la OTAN y a Europa y está volcando toda su política exterior hacia Asia y reestructurando su enfoque de seguridad ahí. Actualmente tanto Beijing como Moscú ven a Washington como su principal adversario”.
“El informe dice qué hay poco que EEUU pueda hacer para contrarrestar esto y es una posición astuta ya qué hay pocos factores en este momento que separen a Rusia y China. Si hay algunos puntos de conflicto. Rusia no está contenta con la expansión de China en Asia Central porque se mete en lo que tradicionalmente era su zona de influencia y eso puede llegar a generar rispideces, sin embargo, la amenaza común que ellos ven de Estados Unidos en Asia Pacifico, de manera casi geográfica, empuja a estos países y los acerca”.
Además agregó que “la profesionalización del ejército, el gasto militar en aumento y el desarrollo militar chino ha mejorado mucho en los últimos años, particularmente en dos sectores. Por un lado, la marina china está en un proceso de expansión enorme, la década pasada no contaban con portaaviones y ahora cuentan con dos, basados en el modelo sovietico. Algunos estudios indican que la República Popular China podría tener en su flota entre seis y diez portaaviones para 2030 lo cual cambiaría el equilibrio de fuerzas en el Mar de China y en el Pacifico Occidental. Por otro lado, ha mejorado mucho su artillería misilística. Particularmente, los misiles DF21D, que pueden hundir portaaviones, esto no ha sido demostrado aún en campo de batalla pero si llegase a ser lo que efectivamente parece ser, estos misiles tendrían la capacidad de cambiar las reglas del juego en una potencial guerra e inclinar la cancha a favor de China”.
Si querés leer más información sobre el desarrollo militar chino, te recomiendo que vuelvas a chusmear esta entrega del newsletter.
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Para que veas este finde te dejo este documental sobre si es posible alcanzar la neutralidad climatica para 2050, para que chusmees mientras tomas una birra en el sillón, después contarme que te pareció.
Si te gustó esta entrega, regalame un café para que siga haciendo contenido de calidad o responde este mail con un mensaje, quiero saber tu opinión sobre este tema.
¡Nos leemos el viernes próximo!
Saludos,
Florencia.