El tablero geopolítico en llamas
Las elecciones de Ecuador y Perú abren un panorama aún más incierto sobre el futuro de la integración latinoamericana
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Si sos un paracaidista -como Pedro Castillo llegando a la segunda vuelta en Perú- y todavía no sabes a donde te suscribiste, te comento rápidamente que me llamo Florencia Grillo y soy politóloga (sí, una más del montón). Me dedico a escribir y reflexionar sobre política internacional, sobre todo, política estadounidense. Pero el mundo es un lugar muy amplio y complejo como para quedarse con la lente mirando solo al norte.
Sin más vueltas, comencemos.
(10 min read)
El anticorreísmo al poder en Ecuador
El país andino, subsumido en una profunda crisis económica -producto de su deuda con el Fondo Monetario Internacional entre otras causas- fue a las urnas el fin de semana pasado en un contexto de pandemia que no da tregua.
El candidato conservador Guillermo Lasso fue electo con el 52% de los votos como el próximo presidente tras vencer al candidato del correísmo Andrés Arauz. (Acá te dejo el link del perfil que armé sobre Lasso si te interesa saber más en profundidad quién es y qué propone).
Lasso, que se impuso con el apoyo de sectores del “anticorreismo”, que incluye también a facciones de izquierda y al movimiento indigenista Pachakutik -dado el elevado nivel de apoyo que estas opciones tuvieron en la primera vuelta-, tendrá el desafío de encabezar un gobierno de coalición entre dos fuerzas políticas (CREO, fuerza a la cual pertenece Lasso, de corte más liberal y el Partido Social Cristiano, tradicional partido político conservador) que no solo no cuentan con mayoría legislativa, sino que tienen que enfrentarse al correísmo como primera fuerza.
El gobierno minoritario en Ecuador ha sido el principal inconveniente al que se ha enfrentado el actual presidente Lenin Moreno y para poder sostenerlo, Lasso deberá mantener vivo al fantasma anticorreista (lo tiene a Durán Barba para eso), sin Rafael Correa en el poder, ni con perspectivas de acceder a él en el corto-mediano plazo ya que se encuentra en el exilio por razones políticas.
En este contexto donde la polarización está a la orden del día, no parece que las primeras decisiones de gobierno vayan a ser consensuadas, y menos que esos proyectos sean bien recibidos en el Congreso. Por lo tanto surge la incógnita ¿cómo empieza a gobernar un oficialismo de corte neoliberal con un movimiento popular mayoritario ocupando la mayoría de las bancas en el poder legislativo? Una sola respuesta: bienvenidos sean esos decretos.
Integración regional was found dead
La política exterior ecuatoriana en términos generales se define por variables relacionadas a su condición de Estado pequeño, por su ubicación, por la influencia de Estados Unidos y las interacciones con los países vecinos. Podría decirse en criollo que Ecuador es un camaleón de la geopolítica: se adapta a lo que venga.
En este sentido, la victoria de Lasso se inscribe en la inserción de Ecuador al grupo de países que hoy giran alrededor de la órbita de Washington y se vuelve un aliado clave de la administración Biden en América Latina para cumplir con la agenda regional que incluye la coordinación conjunta en la frontera con Colombia y atender con especial atención la situación política inestable en Venezuela.
El presidente electo busca ponerle fin al “socialismo del siglo XXI”; incluir al país en la Alianza del Pacífico y fomentar nuevos Tratados de Libre Comercio y Tratados Bilaterales de Inversión, principalmente con Estados Unidos, China, Costa Rica, Corea del Sur, India y Turquía.
A Ecuador, al igual que al resto de países de América Latina, con excepción de México, Brasil, Argentina y Venezuela, la finalización del periodo la Guerra Fría lo despojó de una importante capacidad de negociación al terminar la disputa global entre las dos superpotencias, pero aunque sus capacidades políticas se redujeron, los escenarios de participación se multiplicaron.
Por ejemplo, es uno de los Estados que más compromisos internacionales ha suscrito a lo largo del siglo XX y que más convenios, tratados y acuerdos ha ratificado en la última década. Pese a esto, hay que destacar que el estado ecuatoriano nunca fue protagonista de iniciativas internacionales importantes. Es como ese amigo que siempre participa en todas las previas pero nunca pone la casa.
La posición periférica del Ecuador en el tablero geopolítico y sobre todo en el sistema interamericano, determinó una relación ambivalente con los Estados Unidos en su condición de potencia hegemónica.
Su conducta ha ido desde políticas de resistencia hasta lógicas de alineamiento, dependiendo de los temas, claramente. Esto, que fue un clásico en el siglo XX, se repitió durante los primeros gobiernos de este siglo.
Los temas ecuatorianos con los Estados Unidos generalmente han priorizado el comercio pero ha sido muy cauteloso en temas de seguridad. Sin embargo, el Ecuador nunca ha tenido una actitud abiertamente "antiamericana" y en situaciones de crisis -más por consenso que por presión- se ha alineado con Washington.
En los últimos años hubo algunos hechos que merecen ser destacados. En marzo de 2019, bajo la administración de Lenin Moreno, Ecuador abandonó la Unasur, pese a que Quito era la sede permanente del bloque, y acto seguido se removió la estatua del expresidente argentino Néstor Kirchner, uno de los fundadores y primer secretario general del organismo.
Días después, Moreno participó de la primera cumbre del Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur) fundado ese mismo año por los mandatarios de Colombia y Chile, con la participación de los Gobiernos de Argentina, Brasil, Paraguay y Perú, todos alineados en una política regional similar.
En el marco de los esfuerzos de Washington de contrarrestar la influencia en aumento de China en la región, el gobierno ecuatoriano recibió alrededor de 7 millones de dólares para luchar contra la corrupción y fortalecer la Policía Nacional. Paralelamente, el Ejército Ecuatoriano recibió una capacitación a través del programa norteamericano de ejercicios navales Unitas.
Si llegaste hasta acá y te copó el tema te dejo un poco más de información que el Departamento de Estado publicó antes de la salida de Donald Trump de la Casa Blanca respecto a la relación con Ecuador, la cual nos da la pauta de lo que se avecina en un corto-mediano plazo.
Esa inestabilidad sí se puede ver!
En Perú también hubo elecciones y por supuesto, estuvieron enmarcadas por la incertidumbre.
El gran ganador de la noche fue el ausentismo. 4 de cada 10 electores o bien no acudieron a las urnas o votaron en blanco o nulo en los comicios generales, un escenario revelador del hartazgo ciudadano ante la llamada clase política (lindo concepto eh), que en segunda vuelta deberá elegir entre dos propuestas diametralmente opuestas y con poco margen de aceptación popular.
La sorpresa de la noche sin dudas fue la inesperada victoria de Pedro Castillo, un candidato de izquierda radical que competirá con nada más y nada menos que Keiko Fujimori, -de extrema derecha- en la segunda vuelta que se llevará a cabo el 6 de Junio. (Si querés leer más sobre ambos candidatos, te recomiendo esta lectura. De yapa te dejo esta nota en español del gran Steven Levitsky analizando ambos procesos electorales)
Nuestro querido Perú se encuentra en plena profundización del fenómeno que se originó desde la salida de Fujimori del poder en los 2000: la crisis política sin fin.
Un dato notable es que en los últimos 5 años ha tenido 4 presidentes (no, no estoy hablando de Argentina en 2001, ese récord no lo rompió nadie): Pedro Pablo Kuczynski (“PPK”) -electo con poco más del 50% de los votos, que renunció tras verse contra la espada y la pared en un proceso de impeachment-, Martín Vizcarra -destituido por denuncias de corrupción-, Manuel Merino -gobierno de breve duración, sin respaldo legislativo- y el actual presidente Francisco Sagasti -cuya imagen positiva está peor que psiquis de personal de la salud en plena pandemia-.
Una particularidad que ofrece el caso peruano es la elevada fragmentación de su Congreso de tipo unicameral, lo que dificulta la negociación por parte de los presidentes para llevar adelante su agenda legislativa y hace que la gobernabilidad y estabilidad política sea imposible.
A este quilombo hermoso se le suman un par de cositas que pasaron este domingo.
Por un lado, la más elevada fragmentación de su historia electoral: habrá por lo menos 10 fuerzas políticas distintas en el Congreso; y por el otro, ningún candidato presidencial ha superado el umbral del 20% de los votos.
Para entender un poco más sobre lo que puede suceder después del ballotage consulté al colega Ariel Molina Russo, especialista en asuntos latinoamericanos y esto fue lo que me dijo: "Tenemos que pensar que el punto de partida de las diversas crisis durante la última administración empezó con el desfinanciamiento de la educación. Entonces, no sería extraño que las primeras grandes medidas a tomar por cualquiera de los dos candidatos sea una reforma educativa. En el caso que gane Castillo, es el ámbito que más conoce por ser maestro y por lo tanto menos margen de error tiene. Si gana Fujimori, tendría una oposición reclamando reformas educativas. Por ende, la sociedad ganaría en ese ámbito de todas formas. ¿Castillo es un conservador? Sí. Pero si algo le aportó al sistema peruano, es introducir la realidad de gran parte de la sociedad -que estuvo invisibilizada- en la agenda por primera vez".
¿Aportaría a la estabilidad política de una vez por todas una victoria de Keiko Fujimori, entendiendo que el Congreso (compuesto por 130 bancas de las cuales los partidos de corte conservador se han quedado con la mayoría) está ideológicamente posicionado a su favor? Solo nos queda esperar. Mientras tanto…
De la política exterior nino, ni noticias.
Tengo que destacar al menos dos características que debilitan la configuración de una política exterior coherente y que no parecen ser exclusividad de la política exterior del período de gobierno de Alberto Fujimori.
En primer lugar, la ausencia de una estrategia geopolítica: históricamente Perú careció de alineamientos coherentes para enfrentar los reclamos vecinos sobre sus territorios. Ante las diversas disputas, el Estado peruano ha dado respuestas improvisadas que incluyeron desde concesiones entreguistas a conflictos armados, desde leyes unilaterales a pedidos de intervención de organismos internacionales.
La postura de Perú frente a los conflictos también ha dado cuenta de las inconsistencias de la política exterior, reflejando la ausencia de una estrategia geopolítica capaz de resolver las controversias con sus vecinos. Históricamente, los desacuerdos bilaterales por cuestiones limítrofes han servido para legitimar formas específicas de ejercicios de poder.
Desde los inicios de la vida de Perú como una república, en ocasiones, los dirigentes han tendido a utilizar el discurso nacionalista como factor cohesivo para reducir las tensiones internas, subsumiendo la política exterior a un apéndice de la política doméstica.
Por supuesto que esta situación no explica por sí sola las inconsistencias de la política exterior: la inestabilidad política ha jugado un rol central, impidiendo la formulación de una política de Estado coherente que sirviese a los intereses nacionales.
En el caso peruano, algunos conflictos limítrofes forman parte de su presente o de su pasado no tan lejano. Perú ha abordado estas controversias de manera diversa y aparentemente improvisada: desde un enfrentamiento militar (con su vecino Ecuador) y el pedido de intervención de organismos internacionales (por el diferendo con Chile) hasta una decisión unilateral e internacionalmente irrelevante (como la ley nacional de demarcación marítima).
Pero el país andino a diferencia de su vecino Ecuador, ha tomado la iniciativa de muchos Acuerdos de Paz o formación de distintos organismos internacionales para dirimir conflictos en la región en momentos de crisis. Es por todo este pasado de inestabilidad tanto en el plano doméstico como internacional que la política exterior del próximo gobierno es un mar de incertidumbre.
Yo sé que se te hizo medio largo, la próxima entrega será distinta.
Qué temas estoy siguiendo:
Japón logra la aprobación de su plan para verter agua de Fukushima al mar
Biden decide retirar tropas de Afganistán
La guerra no declarada entre Irán e Israel se traslada al mar
Washington le pone más restricciones a Moscú
Alemania y Estados Unidos llaman a Rusia a retirar tropas de la frontera con Ucrania
PD: Para este fin de semana de cuarentena te recomiendo esta película, espero que te guste
Esto fue todo por hoy, nos vemos el martes! Cuidate mucho!